El sol “llora” plasma: el fenómeno sorprendente que intriga a los astrónomos


Desde hace décadas, los astrónomos han observado que el sol presenta un comportamiento inquietante: arcadas de material incandescente que parecen caer como lágrimas invisibles.
Este extraño fenómeno, que a primera vista rompe la intuición de lo que es “lluvia”, ocurre en la corona solar y se ha convertido en foco de una nueva generación de estudios.
Comprender este fenómeno no solo amplía nuestro conocimiento del sol, sino que también abre ventanas hacia la predicción de eventos que pueden afectarnos aquí en la Tierra.
El fenómeno radica en que en la capa superior del sol, llamada corona, se forman masas de plasma más frías y densas que el entorno que las rodea.
Estas masas se condensan y, bajo la fuerza de la gravedad solar y otros mecanismos, “caen” hacia capas inferiores del sol, generando el efecto que algunos describen como “lágrimas de plasma”.
Según el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái, el viejo problema era que los modelos predicen que tal enfriamiento y caída debería tardar horas o días, pero las observaciones muestran que ocurre en minutos.
El hallazgo reciente fue que la composición química de la corona del sol no es estática como se suponía: la abundancia de elementos como hierro o silicio puede variar y esto modifica la rapidez de enfriamiento del plasma.
Para comprender bien este fenómeno, conviene desglosar cómo sucede:
Este mecanismo explica por qué el fenómeno se activa tan rápidamente y por qué solo era explicado parcialmente mediante anteriores modelos.
Que el sol pueda “llorar” plasma tiene implicaciones que van mucho más allá de la curiosidad astronómica; su significado se extiende a nuestra vida tecnológica en la Tierra.
En definitiva, al advertir que el sol puede generar “lluvia” de plasma, los investigadores no solo desvelan un espectáculo interior de la estrella, también ponen bandera en un terreno donde lo invisible, el plasma, los campos magnéticos y las condensaciones, traduce efectos visibles, audibles y sensibles para nosotros.
Fuente: www.clarin.com



